Esther Pineda: «Las redes han permitido a las personas agredir de manera racista, amparados bajo el anonimato»
Esther Pineda, escritora, socióloga y feminista venezolana con una amplia trayectoria en feminismo antirracista y contra la violencia estética, asegura que el patriarcado ha sido capaz de convertir el sexismo y el racismo en dos «sistemas de opresión históricos que se complementan y se alimentan» con el propósito principal de nutrir su propia satisfacción, particularmente en Latinoamérica.
En una entrevista en el marco de la Feria Internacional del Libro Chile (FIL), que se celebra en la capital chilena del 4 al 14 de abril, Pineda (Caracas, 1985) subraya, asimismo, que a esa conclusión le han conducido «sus herramientas de reflexión» sobre el estudio de la mujer y el racismo, desde «su condición de mujer, afrodescendiente y latinoamericana».
Mujer, blanca, delgada y joven; este es el perfil estereotipado que la violencia estética de Esther Pineda exige, ya que define los cánones de belleza a los que las mujeres se enfrentan, pues la sociedad instala la idea «de que la belleza es una experiencia y una demanda intrínsecamente femenina».
«La feminidad siempre es responder, adecuarse y satisfacer esa expectativa patriarcal de lo que es y debe ser una mujer», denuncia Pineda desde la azotea de la FIL.
El patriarcado ha sido capaz no sólo de marcar el sexismo, sino también el racismo, dos «sistemas de opresión históricos que se complementan y se alimentan», recalca.
Mujeres racializadas, indígenas y afrodescendientes
Para luchar contra el patriarcado y a favor del feminismo y el fin de la opresión hacia la mujer, Pineda destaca a Argentina y México como países donde existe una «movilización y presencia feminista con mayor impacto y masividad».
La mujer afrodescendiente en América Latina es una de las fuentes de inspiración de Pineda, ya que ella misma, al vivirlo, siente que el racismo y sexismo es mucho más constante.
«Con el racismo se profundiza en las mujeres racializadas, indígenas y afrodescendientes, las cuales experimentan todo esto de una forma amplificada, mucho más agresiva y más constante», argumenta.
El derecho al aborto, amenazado en Argentina
Pese a la gran lucha feminista argentina, donde se aprobó en 2020 una ley de interrupción voluntaria del embarazo, Pineda siente que «en respuesta a las medidas del Gobierno recientemente electo, los derechos alcanzados por las mujeres se ven amenazados».
El partido político de ultraderecha del Gobierno de Javier Milei, La Libertad Avanza, anunció el pasado febrero un proyecto en el que pedía la derogación de la ley del aborto.
Además, este proyecto incluye que el aborto se considere un delito penal tanto para la mujer como para quienes participen en la intervención, donde se sancionaría a la mujer con cárcel de uno a tres años.
Asimismo, no eximente en los casos de violación, aunque deja a criterio del juez que disponga la excepción de la pena para la mujer «en atención a los motivos que la impulsaron a cometer el delito, su actitud posterior y la naturaleza del hecho».
«El movimiento feminista se ha reactivado justamente a partir del año pasado, particularmente este año, en respuesta a las medidas del Gobierno recientemente electo”, denuncia la socióloga.
Violencia estética en redes sociales
«Las redes sociales han venido a profundizar en realidades que ya existían. No están creando nuevos problemas, están amplificando los que ya existían», explica Pineda.
Además, en este contexto de «hiper conexión» global, la socióloga critica la continua promoción de cirugías estéticas para cumplir con los estereotipos de feminidad que los «cirujanos, especialistas e incluso influencers» hacen en redes sociales «con reguetón o trap de fondo, mostrándolo como algo fácil, divertido o cotidiano».
En el caso del racismo, la escritora recuerda que antes se experimentaba en los «espacios de la vida cotidiana, colegio, comunidad e incluso espacios familiares», pero ahora las «redes han permitido a las personas agredir de manera racista, amparados bajo el anonimato».
Pese a que las redes sociales ayudan a difundir los mensajes feministas y antirracistas, creando un «espacio de amplificación» de estos colectivos, Pineda destaca la «desigualdad estructural» y el aumento de sanciones hacia mensajes de carácter activista.
Por ello, insiste en que su ambición es poder continuar la investigación sobre los estereotipos de género y la violencia estética contra la mujer, con el objetivo de «fomentar un pensamiento crítico e incidir en la sociedad».
Por otro lado plantea en otra entrevista…, «Los medios deshumanizan a las mujeres para legitimar la violencia»
En una entrevista aguda y contundente, la socióloga Venezolana Esther Pineda G. desentraña el papel de los medios de comunicación en la construcción de imaginarios sociales que deshumanizan a las mujeres, reduciéndolas a objetos de consumo y espectáculo. La autora expone cómo estas representaciones legitiman la violencia y perpetúan estigmas, en particular hacia mujeres pobres, racializadas y lesbianas. Sin concesiones, Pineda señala la urgente necesidad de cuestionar, visibilizar y transformar estas narrativas para abrir paso a un nuevo relato, donde las mujeres sean protagonistas de sus propias historias.
En exclusiva para AFROFEMINAS, la escritora y socióloga Esther Pineda G. aborda los temas centrales de su libro «La mujer espectáculo». Con una mirada crítica, explora las narrativas mediáticas que perpetúan estereotipos de género y analiza cómo estas afectan la percepción y el rol de la mujer en la sociedad. A través de su análisis, desentraña la confluencia entre las narrativas sexistas y feministas que dominan el escenario mediático, ofreciendo una visión incisiva sobre la representación femenina en los medios.
A través de sus páginas, nos invita a reflexionar sobre cómo la mujer es convertida en un objeto de espectáculo, muchas veces despojada de su agencia, para satisfacer una mirada masculina que la reduce a un rol pasivo. Sin embargo, lejos de quedarse en la denuncia, Pineda también nos muestra el poder de resistencia que emerge desde las mismas protagonistas, quienes, entre la sexualización y la objetivación, luchan por ser las dueñas de sus propias historias.
En este diálogo, Pineda desglosa con detalle cómo las representaciones mediáticas no solo moldean la percepción social del rol de la mujer, sino que también afectan profundamente su identidad y su relación con el poder. A través de un enfoque que entrelaza la teoría crítica de la comunicación con los estudios de género, la autora nos lleva a comprender las estructuras de poder subyacentes que perpetúan la desigualdad, pero también las brechas que se abren para la transformación y el empoderamiento.
En su libro, ¿cómo evalúa la representación de las mujeres en los medios de comunicación actuales? Además, ¿qué efectos sociales, cree que estas narrativas generan en la percepción pública sobre el papel de las mujeres en la sociedad?
En los medios de comunicación tanto tradicionales como emergentes, es posible evidenciar la convivencia de dos tipos de discursos y representaciones sobre las mujeres. La primera, la que tiene más alcance, más productos audiovisuales, más audiencia y que ha persistido más en el tiempo es aquella en la que se presenta a las mujeres desde una perspectiva sexista, estereotipada, hipersexualizada, pero también idealizada como la madre, la mujer sufrida, enamorada, dependiente, capaz de todo; además también persisten esas narrativas en las que las mujeres son víctimas de todas las formas de violencia como la verbal, psicológica, sexual, física, estética y económica sin que haya ningún tipo de cuestionamiento, problematización o sanción en los medios y contenidos en los que aparecen. La segunda son aquellos discursos y narrativas feministas presentes en algunos productos audiovisuales o personajes, estas cuestionan el estatus quo, muestran desacuerdo, malestar e inconformidad con el lugar y trato dado a las mujeres, se les presenta de forma más real y digna, donde no son objetos sino sujetos, se visibilizan algunas formas de violencia o discriminación, pero la realidad es que si bien en la actualidad estos contenidos son un poco más frecuentes, estos siguen estando en desventaja frente a los otros, son menos en términos cuantitativos, tienen menor alcance, audiencia, e impacto en la sociedad.
En sus análisis, ¿qué vínculos observa entre la hipersexualización de las mujeres en contenidos audiovisuales y la normalización de actitudes y prácticas violentas hacia ellas? ¿Qué elementos clave destaca en estas representaciones que contribuyen a reforzar estereotipos de género y perpetuar formas de violencia machista?
Los medios de comunicación históricamente han presentado a las mujeres como un objeto de ornamento y de consumo, algo que está ahí para distraer, para atraer, para ser deseado por los hombres y como aspiracional para otras mujeres; en los medios de comunicación esta hipersexualización se evidencia en narrativas en las que las mujeres no tienen diálogos, participación o un papel relevante, solo se destaca su cuerpo, su imagen, su sexualidad, donde son presentadas en el cine o la publicidad de manera fragmentada, donde lo que son, piensan o sienten no importa; lo cual sigue siendo explotado en nuevos formatos como el streaming donde la participación de las mujeres suele quedar reducida a ser el objeto de los hombres protagonistas de los programas, donde reciben constantes comentarios sobre su cuerpo, imagen, y donde su participación suele estar circunscrita a contar experiencias sexuales. Esta hipersexualización siempre va de la mano de la violencia machista, porque el requisito básico para la naturalización y cotidianización de la violencia es la deshumanización, la objetualización del otro, en este caso de la mujer; por tanto, si en los medios de comunicación las mujeres son presentadas como un objeto esto va habilitando en el imaginario social la idea de que pueden ser usadas, consumidas, vendidas, compradas, maltratadas y finalmente descartadas, es decir, sometidas a la violencia sexual, física, la explotación sexual, el femicidio; formas de violencia explotadas hasta el máximo en las representaciones mediáticas y pocas veces cuestionadas o problematizadas.
En su libro, aborda cómo las mujeres racializadas y lesbianas son representadas (o invisibilizadas) en los medios de comunicación. ¿Podría detallar ejemplos concretos de estas exclusiones y sanciones, así como el impacto que tienen en la perpetuación de estigmas sociales y la marginalización de estas identidades?
En los medios de comunicación las mujeres indígenas son las grandes ausentes, las han excluido tanto que ni se han molestado en construir un estereotipo. Las mujeres afrodescendientes son sancionadas mediante la construcción de estereotipos y roles anclados en el pasado como la esclavizada, la mujer enojada y hostil, la mujer sujeta a roles de servicio y poca valoración social, la adicta o criminal, la celosa que siempre hace escenas, pero también presentadas como mujeres de acciones cuestionables, traidoras o delatoras. Las lesbianas por su parte son las grandes castigadas de la televisión y el cine, cuyas historias y personajes siempre aparecen condenadas al desamor, el rechazo y la exclusión social, la locura, la ruina y la muerte por haberse permitido transgredir el mandato de la heterosexualidad.
¿Cómo influye su perspectiva como mujer afrodescendiente y latinoamericana en su análisis de las narrativas mediáticas?
Me permite analizar lo mediático desde una perspectiva interseccional, reconociendo el clasismo y el racismo presente en los contenidos audiovisuales, pero también me ayuda identificar los cambios en las representaciones que se vienen dando en los últimos años en esta materia y cómo nos favorece o perjudica a las mujeres racializadas; perspectiva que no tienen presente mujeres que no son racializadas en su aproximación al análisis de medios, que les dificulta mirar realidades que no les atraviesan o afectan, y por tanto les impide entender el impacto que estas narrativas tienen en la vida cotidiana al seguir siendo aún en la actualidad uno de los principales agentes de socialización.
¿Qué carencias identifica en el feminismo que la llevaron a escribir este libro y plantear nuevas preguntas?
Yo crecí viendo televisión, ese bagaje mediático al pasarlo por el tamiz de la sociología me permitió entender el impacto y los efectos sociales que tiene lo que consumimos. Por eso la preocupación por lo que dicen y cómo nos muestran los medios de comunicación está presente en mi trabajo desde mis inicios, en mis libros siempre hay algún apartado o referencia a “lo mediático”, ya en el año 2013 publique el libro “Las mujeres en los dibujos animados de televisión”, y ahora mi interés y preocupación sobre este tema se ha materializado en este libro que da cuenta del gran universo de ámbitos en los que se expresa y manifiesta la desigualdad y la discriminación y la violencia contra las mujeres en los medios; aunado a ello, me llevó a escribir sobre este tema el hecho de que durante años he visto ese gran vacío, porque el feminismo no ha estado reflexionando sobre la problemática de los medios de comunicación, los pocos materiales en este ámbito tienen una perspectiva nacional o hablan de una sola problemática, además de ello, muchos análisis continúan anclados en el pasado, no están reflexionando sobre la relación entre el pasado y el presente, las representaciones, productos y personajes actuales. Pero esta desatención del feminismo y de las ciencias sociales en general a lo mediático se desprende del hecho de que tradicionalmente lo han visto y tratado como el gran bastardo, lo han considerado algo superficial y persiste una mirada intelectualizada en la que se le desprecia, se instaló la idea de que si eres culto no ves televisión, si eres inteligente solo consumes cine no comercial o experimental, que lo mediático debe ser ignorado, y si no lo consumes mucho menos vas a perder el tiempo analizándolo desde las ciencias sociales y humanísticas; esto es un gran error, porque la realidad es que la gente sigue consumiendo masivamente productos mediáticos en sus distintos formatos, y si como cientistas sociales y como feministas lo ignoramos no podemos entender que está viendo la gente, q están pensando, cómo se están construyendo nuevos imaginarios sociales o fortaleciendo los ya existentes, pero sobre todo, cómo se están reproduciendo en la vida cotidiana y en los procesos interactivos. Ese pedestal intelectual nos aleja de las mayorías, si estamos alejados de lo que le pasa o consume la mayoría no podemos incidir, transformar o mejorar aquello que lo necesita.
¿Qué papel juegan los estigmas hacia las mujeres pobres en las narrativas mediáticas según su análisis?
Las representaciones de las mujeres pobres en los medios de comunicación siempre es negativa, se les presenta asociadas a la dependencia, a la vulnerabilidad, a la violencia, la delincuencia, la prostitución y los vicios, también son presentadas como mujeres arribistas, interesadas, capaces de hacer cualquier cosa por alcanzar sus objetivos; esto contribuye a crear y sedimentar estereotipos, prejuicios y prácticas de discriminación y exclusión contra las mujeres de pocos recursos económicos y que se instalan y normalizan en la vida cotidiana.
En su opinión, ¿qué pasos concretos deberían tomar los medios de comunicación, las instituciones educativas y la sociedad en general para promover narrativas mediáticas más inclusivas, feministas y antirracistas? ¿Qué papel juegan la educación y la participación activa de las mujeres en la industria audiovisual en esta transformación?
Seguir visibilizando la existencia de contenidos sexistas y discriminatorios presentes en los contenidos mediáticos.
Monitorear y exigir a los medios de comunicación la creación y producción de narrativas y representaciones más dignas, realistas y no sexistas sobre las mujeres.
Sensibilizarse y formarse en la materia para entender la naturaleza de lo que se consume, incorporar una mirada crítica y poder acompañar de forma efectiva y oportuna los consumos mediáticos de infancias y adolescencias.
Incursionar en la escritura, producción y dirección audiovisual, proponiendo nuevas narrativas y representaciones mediáticas no sexistas y antirracistas.
Incorporar la perspectiva feminista y antirracista en el análisis y producción de productos mediáticos.
Con una claridad incisiva, Esther Pineda nos deja con una reflexión poderosa: las narrativas que consumimos moldean la sociedad en la que vivimos. Cambiar estas historias no es solo un acto de resistencia, sino un paso esencial hacia una representación más justa y humana. «LA MUJER ESPECTÁCULO» nos invita a desafiar lo establecido y a imaginar un mundo donde las mujeres puedan contar sus propias historias desde su propia voz.
Melina Schweizer
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