A por La gran derrota de Occidente: Cuando la realidad choca con los sueños imperiales

Señoras y señores, ha llegado el momento de asumir la realidad: la gran alianza occidental, con la OTAN y la Unión Europea a la cabeza, ha perdido la guerra en Ucrania. No porque Rusia haya lanzado una ofensiva espectacular, sino porque simplemente el tiempo y la física han hecho su trabajo. Mientras Estados Unidos y Rusia, esos viejos zorros de la diplomacia, se frotan las manos preparando una paz conveniente, Francia, el Reino Unido y Ucrania siguen jugando a la fantasía de una Tercera Guerra Mundial.

Desde el primer día, Occidente apostó con el entusiasmo de un apostador compulsivo en un casino de Las Vegas. "Vamos a derrotar a Rusia", decían. "Las sanciones los hundirán en semanas", aseguraban los genios de Bruselas, Londres y París. Pero aquí estamos, casi tres años después, con una Unión Europea fracturada, una OTAN que parece más un club de debate que una alianza militar efectiva, y un Volodímir Zelenski que ya no sabe si es presidente, influencer o mendigo diplomático.

Pero no nos olvidemos del gran visionario del hemisferio sur: Gabriel Boric. ¡Ah, qué manera de apostar por el bando equivocado! Ojo que desde el PC a Republicanos y "tutti colori", autorizaban a Zelenski a tomar la palabra en pleno congreso chileno. Con la misma estrategia de política exterior con la que maneja la economía chilena, Boric decidió sumarse con entusiasmo a la narrativa occidental, comandada por el senil Biden. Ahora, el "joven líder" se encuentra en la incómoda posición de haber apostado su credibilidad en una causa que se desmorona. Como buen alumno aplicado de los Wokerekes, Boric hizo lo que le pidieron sin cuestionar: sanciones, condenas, discursos grandilocuentes sobre la democracia y la libertad. Y ahora, mientras el imperio estadounidense y Rusia negocian los términos de la paz, a Boric no le queda más que mirar desde la gradería, con la misma expresión de confusión con la que intenta gobernar Chile, pesa menos que un candy y toda la clase política sirven sólo para mirarse el ombligo, jugar de local y hacer farándula.

La realidad es que ni la OTAN, ni la UE, ni el soñado "colapso ruso" ocurrieron como los expertos de Twitter prometieron. Rusia sigue allí, intacta, comerciando con China, India y hasta con países de la propia OTAN bajo la mesa. Occidente, en cambio, está atrapado en una crisis económica, política y moral.

Así que ahora sólo queda esperar. Estados Unidos y Rusia acordarán la paz, Zelenski será relegado a la historia como el hombre que creyó demasiado en promesas vacías, profito de robar lo que pudo, y Boric seguirá defendiendo causas perdidas mientras su popularidad cae en picada. ¡Pero al menos, eso sí, con un discurso wokereke muy bonito para la galería!

El sueño de la victoria occidental en Ucrania ha terminado. La realidad, con su cruel sentido del humor, ha puesto a cada quien en su lugar.

Ahora el wokerismo tendrá que dar explicaciones a la historia.

Corresponsalía Milano / Alfonso Ossandón Antiquera / © Diario La Humanidad

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